De entrada me
pareció un papel amable.
El que teníamos por
casa era mudo de enfermedad.
A mí me dejaron una
ventana y un trozo de papel.
Él se esforzaba por
lijar bien. Yo me esforzaba por hacerlo bien.
Pero nos esforzamos
tanto que mi padre se enfadó y me dio una bofetada.
Y tiró el papel de
lija a la basura.
Tomado del libro Piedra Papel Tijera de Esther Quevedo, Edición de Autor, Barcelona, 2012
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